Maternidad Bebés Estimulación temprana

Mamá sin afán

Mamá sin afán

Antes de ser mamá tenía claro que no quería acelerar el proceso de aprendizaje de mis hijos.

Al acercarse el momento de tener mi retoño en brazos mi sentido común me hacía pensar que lo más sensato para mí, era dejar fluir progresivamente el proceso de enseñanza que utilizaría con mi bebé.

Quizás este cuestionamiento en mi cabeza no era algo a considerar pues ni siquiera había parido pero resulta que actualmente, estamos saturados de información de cómo volver expertos a todos los bebés en cosas y situaciones avanzadas para la edad de los bebés.

Percibo una tendencia a querer diseñar un plan meticuloso para que todos los bebés aprendan mucho muy temprano y se cuestiona bastante cuando no lo haces.

Ver todo eso me hizo reflexionar al respecto y preguntarme lo siguiente:

-¿Es realmente necesario tantas actividades para un bebé?

-¿Se debe aplicar esta metodología en todos los niños?

-Realmente, ¿Incrementa drásticamente la posibilidad de convertir el bebé en alguien mucho más inteligente que los demás?

-¿Necesitan los padres tantos tutoriales de cómo estimular a los bebés en un entorno normal?

-¿Habrá detrás de este aceleramiento algo de ego paternal inconsciente o consciente que necesita ser alimentado y elogiado a la vez?

A pesar de este torbellino de preguntas que es mucho más amplio de los ejemplos que doy, y a pesar de esta tendencia de sobre estímulo acelerado que veo, me he mantenido en mi postura.

Yo decidí depositar mi confianza en la sabia naturaleza que va marcando el camino.

Con esto me he librado del afán de expectativas estresantes exigiendo a mi bebé que haga tal o cual cosa. Siento a la vez que he librado a mi retoño de sentirse agobiado.

Yo quiero y me gusta estar presente con el amor y la paciencia que amerita estar a su lado cuando descubre algo, cuando repite una acción, aprende una palabra, cuando me imita, cuando quiere hacer o no algo y todas esas cosas bonitas que naturalmente se van dando.

Quiero hacerle sentir que está bien cuando pinta por dos minutos y luego corre por la pelota. Puede que yo intente incentivarle a pintar un poco más, pero si no quiere es normal pues es aún bebé.

En definitiva, me gusta ver que juega libremente y se impregna de lo cotidiano desarrollando su sentido común que será su aliado cuando sea grande. De ese modo está aprendiendo sin sobre esfuerzos ni presiones. El bebé se siente tranquilo y yo también.

Espero que mi post pueda aportar tranquilidad a otras madres que quizás se sientan obligadas a hacer mucho más cuando realmente no es necesario en bebitos con un desarrollo normal.

Anexo al texto un link del canal de YouTube Píldoras de Psicología del señor Alberto Soler que amplía mi punto de vista.

Gracias por estar aquí.

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